Un verano que pasa, un invierno que llega… que rápido pasa el tiempo, quizás es que ya soy realmente mayor.
Un verano cargadito de trabajo, nuevas impresiones y conceptos, formas de ver a determinadas personas han cambiado para mi desde este verano. Un trabajo que me ha permitido conocer realmente a las personas, no por lo que tienen ni por lo que representan sino por lo que son verdaderamente. Un mundo totalmente desconocido para mi, un sector de la población del que no conocía nada más que los estereotipos y los preconceptos que tenemos sobre ellos, me han enseñado a vivir con nada, sin nada, sin nadie y me han enseñado a sonreír sinceramente. Me han permitido mostrarme tal y como soy, han conseguido que me ría, que me enfade, que llore… que sienta como no había sentido antes que donde las personas clasificadas como “normales” no ven existe vida, existen personas como nosotros que tienen necesidades y problemas superiores a los nuestros y que muchas veces se ven reconfortados con un simple abrazo o con una sonrisa.
Tenemos un mundo a nuestro alrededor que no conocemos, que no queremos conocer, que es más sencillo no ver, pero que cuando consigues realmente deshacerte de los prejuicios no puedes olvidarte de ellos y ver para otro lado.
Lo cierto es que son las pequeñas cosas de la vida lo que hacen grande a una persona y sinceramente a mi me han hecho muy grande.
Un verano cargadito de trabajo, nuevas impresiones y conceptos, formas de ver a determinadas personas han cambiado para mi desde este verano. Un trabajo que me ha permitido conocer realmente a las personas, no por lo que tienen ni por lo que representan sino por lo que son verdaderamente. Un mundo totalmente desconocido para mi, un sector de la población del que no conocía nada más que los estereotipos y los preconceptos que tenemos sobre ellos, me han enseñado a vivir con nada, sin nada, sin nadie y me han enseñado a sonreír sinceramente. Me han permitido mostrarme tal y como soy, han conseguido que me ría, que me enfade, que llore… que sienta como no había sentido antes que donde las personas clasificadas como “normales” no ven existe vida, existen personas como nosotros que tienen necesidades y problemas superiores a los nuestros y que muchas veces se ven reconfortados con un simple abrazo o con una sonrisa.
Tenemos un mundo a nuestro alrededor que no conocemos, que no queremos conocer, que es más sencillo no ver, pero que cuando consigues realmente deshacerte de los prejuicios no puedes olvidarte de ellos y ver para otro lado.
Lo cierto es que son las pequeñas cosas de la vida lo que hacen grande a una persona y sinceramente a mi me han hecho muy grande.