jueves, 21 de febrero de 2008

París


Dicen que París es la ciudad del amor, de las luces, de donde vienen los niños…
Para mi París es mucho más que eso, es algo que no se puede explicar con palabras, es una ciudad con un encanto especial, llena de sensaciones por todas las esquinas, en cada lugar descubres infinidad de “cosas” que te sorprenden, que te hacen sentir.
Una vez oí que cuando una persona va a París no lo hace una sola vez, vaya tontería pensé, será por lugares en el mundo donde pasar unos días y conocer.
Tenían razón, tienes que volver y volver y yo volvería todos los meses, o quizá me quedaría a vivir allí.
Llevé en mi maleta hace tiempo una ilusión enorme por ver París y una pena inmensa por tener que volver. Y volví y volví y volveré, porque creo que es una dosis que se necesita al menos una vez al año.
También escuche que cuando visitas un lugar una vez y esa vez se te hace increible, especial no deberías volver a ese mismo lugar para no estropear tu concepción del mismo.
Pero, pasear por las callejuelas del barrio latino, descubrir lugares increíbles en Montmartre, Trocadero y sus inigualables vistas, campos, parques, avenidas…es algo que no solo se puede hacer una vez, que recuerdos y que morriña siento de volver.
Caminar horas y horas y no entender como los habitantes de la ciudad pueden vivir a ese ritmo de vida, corriendo, apresurados sin levantar la vista del suelo, perdiendo imágenes increíbles.
Deberíamos tener todos la oportunidad de viajar allí para poder sentir lo mismo que sentí yo nada más poner un pie en suelo parisino.
¿Irrepetible? tendremos que volver para comprobarlo.

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